Cuando nace un bebé, nace una mamá. Y ambos comienzan un camino juntos, tan desconocido para el uno como para el otro.

El afecto de la madre es ese lenguaje silencioso de sentimientos y pensamientos que transmite a su bebé de forma consciente e inconsciente y que sirve de soporte al bebé. Como unas manos invisibles que le sujeta, le soporta, le contiene, le aleja, le acerca, le abraza. A través de este afecto, el bebé irá comprendiendo el mundo, que de momento será el mundo de mamá, pues no existe para él ninguna otra cosa. Bebé y mamá son uno solo. Por lo que la afectividad de mamá será vivida como propia por el bebé.

Habrá entonces que comprender a la mamá. Y ayudarla a comprenderse. A comprender sus afectos, que la afectan a ella pero también tendrán efecto en el bebé.